La demonio


 La Demonio

Por: Danna Azcarága

El infierno tal vez no es como lo pintan, si hay dolor y sufrimiento, pero no lo es todo, existen muchas más cosas que los que sus humanos cuentan ¿No me creen? Pequeños ilusos, todos rezan y suplican piedad para ir al cielo, el lugar de descanso eterno ¡Oh miren, estoy con Dios, fui buena persona! No saben nada, el paraíso es aburrido, lleno de esos ángeles tan apuestos pero tan poco atrevidos. Les haré una breve explicación de cómo suceden las cosas, las almas humanas al momento de ser liberadas de sus ataduras corporales son juzgadas, si tienen culpas que los nublen son enviadas al infierno donde algunos de mis hermanos estarían encantados de hacerlos pagar y sufrir, por otro lado, los que están en paz llegan al cielo y reciben aquello que merecen ¿Encantador no? Lamentablemente, siento que ustedes no lo lograrán, cada uno tiene pecados ¿Están aquí no es así?

Les daré un pequeño adelanto de lo que será su vida eterna. El infierno es algo parecido a una gran mansión sin fin, grandes llamas se elevan desde el suelo hasta tocar los techos, el ambiente es tan cálido que jamás tendrán frío, en cada una de esas habitaciones se encuentra un alma que está siendo torturada por los demonios, ¡Es tan mágico! Deberían escuchar sus gritos, sus súplicas, sus arrepentimientos... Todo eso alimenta a nuestro señor, es placentero para él. Pero hay una parte aún más interesante, aquellos que tienen una conducta ejemplar y están siendo encaminados al cielo pueden recibir una visita de alguien como yo, mi especialidad es hacer caer a los hombres en mis encantos para después arrancarles su pase al paraíso, eso me encanta, los humanos son tan simples y confiados, solo hace falta darles un poco de esperanza para que se entreguen en cuerpo y alma; si hay algo que debemos atribuirles a los humanos es su manera de tener sexo, tan atrevida y carnal, los demonios no podemos hacer esas cosas si no hay un mortal inmerso en esa situación, una lástima.


Esa soy yo, mi nombre es Ananel, me presento ante ustedes con esta figura humanizada para no traumatizarlos de por vida, algunas de mis hermanas me critican por utilizar los estereotipos que la iglesia nos ha atribuido a los demonios, como lo son...

Esa soy yo, mi nombre es Ananel, me presento ante ustedes con esta figura humanizada para no traumatizarlos de por vida, algunas de mis hermanas me critican por usar los estereotipos que la iglesia nos ha atribuido a los demonios, como lo son los cuernos o el tridente... A mí me da gracia, la mirada de los humanos al tenerme en la cama junto a ellos creyendo que todo es una farsa, en verdad es encantadora y excitante, no puedo evitar emocionarme ante la inocencia de esas pobres almas. Mi cuerpo los vuelve aún más vulnerables, he presenciado la caída de emperadores a mis pies, volverlos adictos, dictadores, asesinos, otros que tenían un futuro prometedor aceptar sus vicios y transformarse en violadores o ladrones.

Los humanos de la época medieval llamaron a los de mi especie como un súcubo, ese término es denigrante, estoy segura de que los hombres que nos veían no nos tomaban ni de cerca como unas pesadillas... Todos ellos parecían estar en su mayor momento sexual cuando se encontraban con nosotros, ya después tal vez si había un poco de dolor y sufrimiento. Pero ahora quiero hacer algo diferente, no tengo la necesidad de alimentarme de los humanos, en vez de eso quiero divertirme un rato con ellos, mostrarles lo fácil que es hacer que un hombre caiga en las redes del engaño aun cuando sabe que está cometiendo un error.

Eso me lleva hasta aquí, Mauricio Hernández es un joven apuesto y destinado a ser alguien muy importante, en estos momentos vive en una pequeña casa y está desesperado, su madre enfermó y debe conseguir el dinero que necesita para comprar los medicamentos, es un chico de escasos recursos, todos sus amigos lo aprecian, y los ángeles tienen sus ojos encima de él. En unos días recibirá la oferta que le cambiará su vida, una de las empresas más grandes de toda su ciudad le ofrecerá un puesto no tan bueno pero lo suficiente para ayudar a su mamá... Si lo tuviera paciencia, su destino estaría sellado y llegaría al paraíso, pero no pienso permitir eso, no con él.

Se encuentra en su habitación llorando, sus ojos son color marrón, su piel es blanca, tiene un cuerpo de admirarse, si no fuera tan responsable seguramente ya habría tenido más de una pareja. Me acerqué con cuidado de que nadie más me escuchara, su cuarto es tan horrible, apenas y unas cuantas sábanas, las paredes completamente despintadas y lastimadas. Es un pobre diablo.

-Hola, querido -Le dije, con una sonrisa. Él me miró a los ojos, y después retrocedió hasta chocar con la pared-, no te asustes mi amor, ¿a caso te parezco tan horrible? -comenté con un poco de gracia.

-¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí? -Preguntaba él, asustado.

-Tranquilo, mi amor, yo solamente quiero ayudarte, quiero arreglar tu vida -Le respondí, acercándome, moviendo mis caderas, levanté una de mis cejas y me coloqué frente a él, a unos cuantos centímetros, podía sentir su respiración y alcanzaba a escuchar el latido acelerado de su corazón, esa alma sería mía, me pertenecería, no tenía ni idea de lo que haría con él.

-¡¿Quién eres?! ¡Aléjate o llamaré a la policía!

-Shhhh -Coloqué mi dedo sobre su boca, obligándolo a callar-, no importa quién soy, lo que debería importarte es que puedes hacerme tuya y cuando lo hagas, yo arreglaré tu vida, te daré todo lo que quieras: oro, amor, poder... Todo. Solo debes acostarte conmigo, solo eso. -Le di la espalda y acerqué mi trasero a su miembro, sentí de inmediato la rigidez de su pija, un escalofrío me recorrió, pero entonces contra todo pronóstico el joven se hizo a un lado.

-No sé quién eres, o qué seas, pero no me interesa hacer eso... Tengo otras preocupaciones -Me respondió.

-¿No te interesa? ¡Puedo darte el dinero que tanto necesitas para tu madre! -Aparecí un fajo de dinero en mis manos y se lo mostré, él abrió los ojos y acercó sus manos, pero antes de alcanzarlo volvió a retraerse ¿Qué le sucedía a ese sujeto? ¿Por qué se comportaba de esa manera? ¿A caso no estaba lo suficientemente desesperado?

-¿Cómo entraste a mi habitación? -Me preguntó.

-Te estás negando a todo esto, ¿Y de verdad te preocupa cómo es que hice para entrar a esta habitación mortal? Que mediocre. Soy una demonio, estoy aquí para cumplir tus deseos más profundos, a salvar a tu madre y aun así te niegas, prefieres verla sufrir en ese lugar, a poder tener un poco de sexo.

Decidí desaparecer, pero no dejaría que ese chico se saliera con la suya, oh no, ese sería mío, y pagaría caro su rechazo.


Narra Joss.

Me acerqué a la puerta solamente para observar ese frío cuarto, escuchaba el murmullo de las personas que estaban cerca, sentían lástima, algunos incluso decían que podrían donarme unos cuantos pesos para ayudar a mi madre. Ella estaba pálida, sus párpados caídos y su cabello quebradizo le daban un aspecto tan frágil, casi como si con tocarla se fuera a romper... No me gustaba verla así, con esa bata azul, con una sábana blanca cubriéndole hasta la cintura. La luz intermitente del foco a punto de fundirse me quitaba las pocas esperanzas que me quedaban ¿Cómo podía ayudarla? Mi madre hizo todo lo que pudo para sacarme adelante cuando era un niño, mi padre nos abandonó cuando se enteró de que iba a tener un hijo y desde entonces ella me mantuvo con todo su esfuerzo y ahora que me necesitaba no podía ayudarla. Apoyé mi cabeza en la pared y cerré los ojos mientras una lágrima se deslizaba por mi mejilla, quería golpear la pared, soltar toda la furia que tenía en mi interior, pero no, no podía hacerlo, no existía un hospital al que no hubiera recurrido antes para pedir ayuda y este fue el único que aceptó.

-Estará bien, Joss -Me dijo una voz a mis espaldas, me giré y reconocí el rostro de Sophia.

-No, no es cierto, si no consigo ese dinero no lo estará -Apreté los labios, no tenía muchas opciones, lo poco que me quedaba era la oferta de esa maldita demonio... Pero no, mi madre siempre me enseñó que nada era gratis, y estaba seguro, al menos por lo que había leído que esas monstruosidades costaban bastante.

-¿El doctor...?

-Hace todo lo posible, pero sigue repitiéndome que la cirugía es muy necesaria, si no consigo el dinero no pasará de esta noche -Respondí, con la voz entrecortada, debía ser fuerte, pero simplemente no lo lograba, las palabras se ahogaban en mi garganta. Me negaba a aceptar que mi madre pudiera morir de esa manera, por mi culpa.

-Podemos hablar con los vecinos, decirles que es muy necesario, que sin ella no...

-¿Y qué caso tendría? Todas las personas tienen sus propias necesidades, aunque algunas ayudaran, faltaría muchísimo dinero para poder salvarla -Me dejé caer contra la pared-, no veo soluciones ahora, Soph.

-Hijo... -Escuché una voz desde dentro de la habitación, me levanté de golpe y entré, sin importarme nada.

-¿Mamá? ¿Cómo te sientes? -Pregunté, desesperado.

-Bien, hijo, bien ¿Ya desayunaste? -Estiró su mano para acariciar mi rostro, yo la sujeté.

-Si, mamá, no te preocupes por eso, ahorita la que tiene que recuperarse, eres tú.

-Yo ya soy vieja, ya viví mi vida y no podría estar más orgullosa del hijo que tuve, no te preocupes por mí, tú eres el que tiene una vida por delante... Déjame ir hijo.

Esas palabras me rompieron completamente, no, no podía permitirme que ella se fuera. De inmediato una de las alarmas de los aparatos a los que tenían conectada a mi madre comenzó a sonar, los doctores llegaron rápidamente, bastante alterados, me obligaron a salir de la habitación y después uno de los doctores volvió a acercarse a mí.

-¡Esa operación es urgente! ¡La necesitamos ahora!

Me quedé sin palabras, fue como si el tiempo se volviera aún más lento, intenté concentrarme, buscar algún camino que pudiera darme el dinero que necesitaba, pero no había... Escuchaba la voz de Soph a lo lejos, no le estaba prestando atención. Salí corriendo lo más rápido que pude, solo me quedaba una alternativa, ya no me importaba nada, solo quería salvar a mi madre.

Llegué a mi habitación, y miré a mi alrededor, no había nadie.

-¡Demonio! ¡Demonio! -Grité con todas mis fuerzas, pero no hubo respuesta. Me senté en la cama, me sentía culpable, si hubiera aceptado esa oferta antes nada de esto estaría pasando ahora.

-¿Me estabas buscando, amor? -Escuché una voz a mis espaldas, la demonio, aún con su ropa indecente de color rojo, estaba recostada en mi cama y se movía sensualmente hacia mí- ¿Qué pasa? ¿Ya pensaste en mi propuesta?

-Sí... Quiero...

-Quieres aceptar ¿No es así? -Se acercó y su rostro quedó a unos cuantos centímetros del mío-, di lo que quieres... Solo eso necesito -casi podía sentir sus labios tocando los míos, inexplicablemente mi miembro comenzó a ponerse duro, como si quisiera romper mi ropa interior.

-Quiero salvar a mi mamá.

-Así será entonces.

Observé el momento en que su ropa se transformaba, ahora usaba un conjunto de color negro, sus rasgos demoníacos se desaparecieron completamente, si alguien la viera creería que era una humana común y corriente. Ella me sujetó de la camisa y me atrajo, nuestros labios se unieron en un fuerte beso, esa mujer irradiaba lujuria. Comenzó a acariciar mi cuello, lentamente olvidaba a mis preocupaciones, era como si en ese instante solamente existiéramos nosotros dos, sin importar lo que estaba pasando con mi madre. Sentía su respiración en mi cuello y eso me hacía estremecer, nunca antes, cuando cogí con alguna mujer, pude presentar emociones tan fuertes como esas. Bajó su cabeza hasta mi entrepierna, tomó mi pantalón y con una fuerza increíble lo destrozó, dividiéndolo en dos partes que terminó por lanzar hasta el otro extremo de la habitación.


Sujetó mi pija con fuerza y sus ojos obtuvieron un brillo rojizo, la metió en su boca con extrema facilidad, su lengua envolvió completamente el tronco, mientras con sus manos acariciaba mis huevos. Me veía a los ojos, como si me analizara, yo estaba en un estado de éxtasis, no podría describir mis pensamientos, simplemente eran nulos. Así siguió por unos minutos, comencé a sentir el líquido corriendo por mi pene, pero justo entonces hizo presión y detuvo la eyaculación de golpe, fue un poco doloroso al inicio, pero después me dio más placer del que jamás pude sentir antes, unos cuantos gemidos se escaparon de mi boca, me empujó y caí en la cama.

-Oh no, mi amor, tu semilla va en otra parte -Y comenzó a reír, disfrutando de la escena que le estaba ofreciendo; mis movimientos eran torpes y estaba agotado, sin energías como para ponerme de pie. Se colocó encima de mí, despojándose de toda su ropa y pude sentir el tacto con su vagina, ya estaba húmeda, era cálida, instintivamente moví mi cadera para intentar meterla, pero ella me detuvo-, aún no, es mi momento de disfrutar.

Se restregó con mi pene unas cuantas veces, mi excitación no podía llegar más alto, al menos eso pensaba; ella mantenía una sonrisa en su rostro, después se mordió un labio mientras tomaba mi pija con su mano y volvía a masturbarme «Solo hazlo, ya» no pensaba que podría desear con tanto ahínco querer metérsela a alguien, nunca fui un pervertido, pero esa demonio en verdad que me estaba convirtiendo en uno. Se detuvo unos segundos, haciéndome sufrir, después apunto su dedo hacia mi glande y un choque eléctrico me recorrió, ocasionando que me retorci, mis ojos se cerraron casi por completo, sentía que mi pene estaba a punto de explotar, casi puedo asegurar que lo hizo crecer unos centímetros, se veía más grande.

-¿Estás listo, amor? ¿Quieres hacerlo ya?

-¡Si! ¡Hazlo ya, por favor! ¡Hazlo! -Grité, desesperado, ya no soportaba más.

-Así me gusta, que supliques -Ella se dejó caer de golpe sobre mi pene, sentí las paredes de su vagina estrechas acariciando mi pene, fue tan mágico, suspiré de alivio-, ¡Ahhhh! -Gritó ella-, ¡Es tan delicioso!

Comenzó a moverse, su velocidad era constante, ni muy rápido ni muy lento, lo suficiente para ser lo mejor que un hombre puede experimentar. Veía sus pechos, saltando una y otra vez, su rostro lleno de excitación y placer... Mi pene tenía todas las sensaciones de mi cuerpo, no percibía nada más. Me dejé llevar completamente, perdiendo el control de mi cuerpo, volviéndome algo parecido a un consolador para ella, era tan delicioso, perfectamente me podría haber convertido en un esclavo con tal de acostarme con esa mujer todos los días.

-¡Ohhh si! ¡Ohhh si! -Decía ella sin parar.

Así duramos por unos minutos hasta que simplemente ya no pude más, mi eyaculación llegó y se disparó en su interior como nunca antes. Me di cuenta de que sus ojos se volvieron rojos y sus cuernos volvieron a aparecer en ese instante. Ella también se retorció y soltó un fuerte gemido, parecía estar disfrutándolo de verdad. Siguió moviéndose sin importarle lo que acababa de suceder, logró que se me volviera a poner dura y así siguió hasta que después de que me vine dos veces más, por fin se hizo a un lado; en ese instante mi semen brotó de su vagina y escurrió por el interior de sus muslos, se relamió y después volvió a sonreír, con un chasquido se vistió de nuevo y se colocó frente a mí, sonriendo. Su encanto desapareció volviendo a mí y recordando a mi madre.

-¡Mi madre! -Intenté ponerme de pie, pero simplemente no lo logré, me faltaba mucha energía, era como si apenas y pudiera mantenerme despierto.

-No te preocupes por ella, amor, envié el dinero a esa tal Soph para que pagara la cirugía, ella estará bien -Empezó a reír-, lástima que tendrá que soportar la pérdida de su hijo.

-¿Qué? ¿De qué estás hablando?

-Sí, tenías razón desde el principio, esto te va a costar -Rio un poco-, pero tranquilo, nada del otro mundo.

De pronto comencé a sentir muy extraño mi cuerpo, era como si me estuviera encogiendo, sentí una presión en mis pechos, al igual que en mi entrepierna. Un dolor me atacó, todos mis huesos parecían estarse rompiendo a la vez, grité, pero lo único que escuchaba era la risa de ese demonio, se acercó un poco y me dio un beso en los labios, al tiempo que sonreía, con su dedo recorrió mi cuerpo hasta llegar a mi pene, jugó un poco con él, sacudiéndolo.

-Que lamentable, en verdad disfruté coger contigo, lo haces bien -Me dijo, mientras yo permanecía inmóvil.

Observé los cambios más obvios, mis pechos se volvieron exactamente iguales a los de una mujer, una muy bien dotada, quise mover mis manos para sentir si eso era real, pero no lo logré, también tenía la sensación de que mi cabello crecía de manera estrepitosa. La parte baja de mi estómago dolía demasiado, como si todas mis entrañas se movieran rápidamente, reacomodándose. Mis muslos se volvieron más gruesos y mis dedos delgados, estaba agotado, mis ojos pesaron mucho, casi se cerraban por completo.

Cuando los volví a abrir ya no me encontraba en mi habitación, estaba en un lugar diferente, totalmente a oscuras, tenía frío y pronto me di cuenta de que no llevaba nada de ropa. Sentía una larga cabellera tocando mi piel, me levanté con cuidado, tardé unos instantes en poder obtener el equilibrio suficiente para mantenerme de pie, llegué con mucho esfuerzo hasta un espejo y fue entonces que vi mi cuerpo... Pero ya no era yo, tenía un par de tetas y un cabello rubio, mi rostro cambió completamente, no me reconocía y, sin embargo, cada vez que hacía un movimiento, aquella forma lo repetía en el espejo.

Acerqué mis manos a los pechos y los palpé, eran verdad, eran míos, después bajé mi vista y me encontré con que mi pija había desaparecido y ahora contaba con una vagina ¿Qué demonios me había pasado? Lo único que recordaba era haber estado con ese maldito demonio. Ahí escuché su risa, me volteé y encontré a la demonio sobre la cama con una sonrisa muy pícara.

-¿Qué pasa, amor? No te gusta tu nuevo cuerpo -Estalló en carcajadas. Yo corrí hacia ella e intenté sujetarla, pero no lo logré, algo me detenía-, no, no, seres inferiores como tú no pueden tocarme.

-¡¿Por qué me hiciste esto?! ¡Regrésame mi cuerpo! -Le grité.

-No, no te equivoques querido, yo no te hice nada de esto, tú fuiste el que quiso aceptar el nuevo trato -Tocó mi vientre y de inmediato sentí un ardor que me hizo caer de rodillas, gritando.

-¿Qué es esto? ¡¿Qué me hiciste?! -Tenía una marca que se asemejaba a un tatuaje justo encima de mi pubis, parecía una "M" pero hecha artísticamente.

-Esa es tu nueva marca, ¿Te gusta? Ahora eres un súcubo, eres mi sirvienta.

-¡¿Qué?! ¡No! ¡Yo jamás...! -Ella acercó sus dedos a mis nuevos pezones, los acarició, una fuerte corriente me atravesó y yo me estremecí de placer, gimiendo- ¡Ahhhhh!

-Eso es...

Y entonces vi a un hombre entrar, yo quise cubrir mi desnudes femenina, pero no lo logré, este se me acercó y con una fuerza sorprendente me sujetó de los brazos y me lanzó sobre la cama de nuevo. Se colocó sobre mí, sus manos atrapaban mis brazos y sus piernas no me permitían moverme en absoluto. Acercó su rostro a mí e invadió mi boca con su lengua, sin entender por qué, una gran ola de placer me invadió por completo, hizo que cerrara mis ojos y comenzara a disfrutar, en mi interior luchaba por detener eso, pero mi cuerpo tomaba conciencia propia; el hombre masajeó mis pezones y yo me retorcía, envolviéndolo con mis rodillas, quería que estuviera lo más cerca posible, varios gemidos escapaban de mi boca inconscientemente, sentía la humedad en mi vagina, sabía lo que significaba... Mis pensamientos estaban muy nublados para poder hacer algo, lo único en lo que podía concentrarme era en el placer.

-¡Oh si! ¡Así! ¡Más rápido! ¡Hazlo así querido! ¡Con más fuerza! -Las palabras que se escapaban de mi boca no eran verdaderamente pensadas por mí... Simplemente, salían de mi boca. Las sensaciones que estaba experimentando en ese momento eran indescriptibles, tanto placer debía ser prohibido.

La demonio se acercó a la cama y me acarició uno de los pezones, el escalofrío que me recorrió hizo que me retorciera de placer. Simplemente, perdí el control de mis acciones, no pude soportar tantas cosas, sentía que eso era lo necesario ¡Cómo me encantaba! ¡Esto era lo mejor que había sentido en toda mi vida! Y como por arte de magia comencé a controlar mis movimientos, estrechando mi vagina para mayor placer, mis caderas se sacudían atrás y adelante.

-¿Te gusta tu nueva vida, amor? -Me preguntó la demonio-, ¿Te gusta haber salvado a tu madre?

-¡Siiii! ¡Ahhhhh! ¡Oh si! ¡Claro que sí! ¡Más fuerte! -Grité-, ¡Me encanta esto! -Mordí mi labio mientras escuchaba el sonido húmedo de mi nueva intimidad.

El demonio me plantó un beso, nuestras lenguas se fundieron, mis ojos se torcían y mis gemidos se ahogaban en su garganta. No supe cuánto tiempo estuve de esa manera, solo sé que mi realidad cambió por completo cuando el chico se vino dentro de mí... Fue como si me hubiera recargado de energía, de inmediato me levanté e hice que él se colocara debajo, comencé a montarlo con todas mis fuerzas, no dejaría que se fuera, él debía darme placer, él debía darme todo... La demonio desapareció con una sonrisa mientras yo veía con gran deseo al hombre que estaba debajo de mí, escuchando sus súplicas... Diciendo que ya no podía más, pero eso ya no me importaba, yo debía sentir su pene hasta que ya no quedara ni un poco de su semen dentro de él.

Esa era mi nueva vida, la disfrutaría, el sexo como demonio es lo mejor... Mmmmm si, así.

--Holis, si les gustó la historia no olviden dejar su comentario <3 y si tienen alguna idea para otra historia me la pueden decir, hasta la próxima, gracias por estar aquí.

Comentarios

Publicar un comentario